Gabriel Ordóñez Nieto
La conmemoración del día del trabajo ha sido aprovechada, como si fuera propia, por sindicatos, organizaciones de trabajadores, vinculadas unos y controladas otras, por movimientos o activistas que simpatizan con los caducos postulados de la izquierda ecuatoriana, reacia a cualquier propuesta que modernice su ideario y lo la ponga a tono con las corrientes globalizadoras de la actualidad. Anclada en el pasado, esta izquierda, sostiene posturas intransigentes para mantener el statu quo de un pasado empobrecedor, demandante de derechos que llevó a grupos privilegiados a firmar contratos colectivos con beneficios y prebendas inaceptables.
Durante el día las redes sociales tuvieron memes y mensajes para desear feliz día a los trabajadores del país y del mundo. En Ecuador esto debería mirarse con preocupación pues una porción importante de la población no tiene trabajo y ante la situación los dirigentes de siempre, los permanentes opositores a cualquier cambio, convocaron a marchas para reclamar muchas cosas, incluso la guerra de Gaza, sin proponer nada en favor de los desocupados, desempleados y sin trabajo alguno.
Los mismos que propusieron votar en contra del trabajo por horas son los que se oponen a la explotación de recursos naturales que si cumplen los requisitos para proteger el medio ambiente, indispensables por cierto, exigen mantener subsidios inconvenientes como el de los combustibles, atención gratuita por todo y en todo lado y bonos inconsultos sin ofrecer alternativas para mejorar la caja fiscal que sin recursos no podrá atender ni cumplir con tanta demanda. El resultado será la insatisfacción colectiva, el calentamiento de las calles, el levantamiento destructor con fines netamente conspirativos que solo favorecerán a la izquierda caduca que merodea en el país.
El presidente Noboa, con la mirada puesta en la reelección del 25, ha dirigido los mayores esfuerzos a resolver los problemas de seguridad, justificados por la urgencia de alcanzar la tranquilidad necesaria para el desenvolvimiento de las activades normales de un país en marcha pero que, a su vez, si tiene el éxito deseado por todos, alcanzará respaldo y votos para concretar su deseo, caso contrario se le vendrá la debacle.
La inseguridad no es el único asunto por atender, debe poner sus ojos en el sector petrolero, en el olvidado campo de la energía eléctrica, en el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social que en manos de mafias administrativas y políticas está en riesgo inminente de colapsar. También requieren de su atención la infraestructura educativa de la costa, las reformas indispensables a los sistemas de contratación y compras públicas mantenidos sin cambios desde el correato depredador y ratero.
La gente sin trabajo continuará sin trabajo, aceptará sin garantía de ninguna especie, tal cual ocurre ahora, cualquier trabajo o vender en la calle cualquier cosa o ejercer de malabarista, limpiavidrios ante la imperiosa necesidad de llevar dinero para satisfacer la necesidad más básica: la alimentación de su familia. Ojalá se encuentren alternativas para ayudar, cubrir y proteger a estos ciudadanos y el año que viene se pueda festejar con alegría y dignidad el día del trabajo.
Presidente Noboa tiene que gobernar aquí y ahora, si logra cambios sustantivos, si la gente vislumbra un futuro mejor, tenga la certeza de que sabrá reconocerlo y su campaña del 2025 será coronada por el éxito. Si la inercia se apodera de su gobierno y las cosas se estancan o retroceden el castigo será histórico. En sus manos, solo en sus manos, está el bienestar de la patria urgida de cambios trascendentes.
Quito DM 2 de mayo de 2024
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