Libro de formato pequeño, casi de bolsillo, anillado, impreso con pulcritud y decoro que se lo puede llevar consigo y leerlo cuando se desee. El contenido es el reflejo de una revisión histórica esmerada en cinco archivos de España, cuatro de Italia y cinco de Ecuador, todos de reconocida importancia en la materia y de una bibliografía amplia y suficiente para sustentar interesantes pasajes de la historia de la Compañía de Jesús en la Real Audiencia de Quito, en España e Italia. La complejidad del tema tratado me obligó, en más de una ocasión, a una atenta relectura de algunos capítulos y a consultar en otras fuentes eventos relacionados con los nombres y asuntos referidos en el texto. No es un libro de entretenimiento, es un libro de aprendizaje, de reconocimiento a personajes que como Juan de Hospital dejaron huella indeleble en Eugenio de Santa Cruz y Espejo, Manuel Carvajal y Joaquín Rodríguez constituidos, a su tiempo, en pioneros de las ideas libertarias y proclamas como la del 10 de agosto de 1809.
Cabe resaltar la acertada descripción de las actividades de los jesuitas en nuestro territorio. Impresiona conocer sus movilizaciones por sierra costa y oriente en una época de malos caminos, de obligados traslados a pie o en lomo de asnos, mulas o caballos. Otras veces les tocó navegar en embarcaciones rudimentarias, inseguras soportando las inclemencias del tiempo y el acecho constante de enfermedades infecciosas, parasitarias o causadas por los infaltables accidentes en estas rutas. Todo con tal de cumplir el deber asumido por voluntad propia y vocación para evangelizar, educar, cantar misa, ofrecer los sacramentos por tratarse de misioneros convencidos de su fe y de su papel con los seres humanos de las comunidades de esta parte del mundo. Sorprende la cantidad de pueblos, caseríos, ciudades que visitaron cuyos nombres originales tienen una vigorosa presencia hasta la actualidad, con muy pocos cambios.
Un evento tratado de manera algo extensa es el relacionado con la expulsión de los jesuitas de los territorios americanos por orden de Carlos III. Los autores explican las razones utilizadas por los cercanos colaboradores del soberano para convencerlo de tomar semejante medida que afectó a más de 5000 religiosos de los dominios españoles en América, 1767 pertenecían a la provincia de Quito. El relato de las penurias de un viaje que duró algo más trece meses hasta arribar a los territorios pontificios de Italia es elocuente porque está bien fundamentado y escrito con acierto y claridad. Casí resulta increíble constatar que los expulsos soportaron el aislamiento, quizá el rechazo, de autoridades civiles y eclesiásticas, de pueblos enteros y hasta de su misma congregación. Algo inexplicable porque eran gente de paz, religiosos practicantes y profesores muchos de ellos innovadores y valientes defensores de conocimientos, teorías y verdades, no aceptados en la época, como los formulados por Copérnico.
Entusiasta y convencido de que el libro está bien escrito y contiene una historia bien documentada recomiendo su lectura.
Gabriel Ordóñez Nieto
Invierno 2019
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