Carta Al Señor Presidente De La República (1)

Quito, 14 de octubre de 2013

Señor Econ.

RAFAEL CORREA DELGADO

Presidente Constitucional del Ecuador

De mi consideración:

Su investidura de Presidente Constitucional de la República merece la máxima consideración y respeto y no debería utilizar este medio para dirigirme a usted pero, la urgencia de lo tratado en la Asamblea Nacional y la imposibilidad cierta de alcanzar una entrevista con usted, debido a sus múltiples y complejas ocupaciones, me obligan a utilizar este medio poco ortodoxo.

Soy médico con 42 años de ejercicio profesional, 36 de estos en el Hospital “Carlos Andrade Marín” en el servicio de Neonatología donde se defiende la vida que comienza con quebrantos y dificultades de toda índole, donde se retuercen a diario taimadas intenciones de la muerte y se atajan sin tregua ni respiro sus frontales incursiones. Allí se forcejea en agonías ajenas, se asiste a vidas que luchan al filo del barranco y algunas, pese a todo auxilio y tratamiento, finalmente se doblegan. Los principios bioéticos, presentes en todas las acciones ofertadas por los médicos, obligan a reconocer que la vida digna con dignidad termina, sin agobio y sin alardear de una agonía interminable.

Muchísimos también alcanzaron, con ayuda de profesionales comprometidos, la victoria tras días, semanas o meses de pertinaz refriega con dolencias y males curables o tratables.

Pensar que a estos escenarios alguien llega con el ánimo de causar daño a propósito, de aplicar de manera deliberada medidas atentatorias contra la vida de seres humanos enfermos unos, gravemente enfermos otros, agónicos unos cuantos es poner en duda la idoneidad ética y moral de los profesionales de la salud y satanizar a todos como incompetentes. Esta apreciación es muy equivocada pues en la actualidad se forman siguiendo programas y actividades muy exigentes, posgrados en el país y el extranjero para perfeccionar sus habilidades y competencias para el ejercicio de trabajos muy, pero muy complejos con el organismo humano que enfrenta miles y miles de razones para desajustar su funcionamiento, miles de bacterias, virus y parásitos le afectan de muchas maneras, centenares de procesos degenerativos y neoplasias en todos sus órganos aún cobran muchas vidas, aquí y en todas partes del mundo.

La ciencia médica, Señor Presidente, avanza a un ritmo acelerado tanto como para cambiar todo lo aprendido, en muchas disciplinas, a la vuelta de un año solamente. Demanda cada vez equipamiento de alta tecnología, medicinas de altísimo costo, capacitación constante del equipo de salud, procedimientos de investigación biomédica de alta calificación y mi país, Señor Presidente, por motivos y razones que se inscriben en su realidad socioeconómica no están disponibles como para competir con hospitales del mundo desarrollado. Cierto es y lo reconozco, su gobierno transita en la ruta correcta para dotar a todos los ecuatorianos de servicios de salud con estándares de calidad que espero se alcancen en el corto plazo.

En el Ecuador se atienden más de 80 millones de consultas en un año, más de 1 millón de cirugías se practican en esos templos de ciencia y saber que son los hospitales. Miles de ecuatorianos nacen en clínicas y maternidades. La inmensa mayoría bien atendidos. Los poquísimos casos con resultados malos y complicaciones se han explotado con habilidad y publicitado por todos los medios para intentar que los médicos aparezcan como indignos de la confianza de los ecuatorianos y merecedores de escarnio público y ejemplares sanciones. No ha sido así. Los hombres y mujeres de mi país confían en sus profesionales de la salud y a diario acuden en busca de sus servicios convencidos de que van a recibir una muy buena atención. Usted mismo señor Presidente, y disculpe que con respeto se lo mencione, fue atendido con éxito en un hospital ecuatoriano, por profesionales ecuatorianos.

Estas pocas consideraciones han sido suficientes para trabajar en los países desarrollados y en algunos de Latinoamérica leyes orientadas a la regulación de la actividad médica sin criminalizar tan complicada labor. Por principio muy pocas faltas dolosas y muy graves (aborto criminal, tráfico de órganos) se incluyen en los códigos penales. La mayoría de errores médicos se conocen en el ámbito de lo civil o en códigos de la salud. Incorporar todo en el Código Penal como se pretende ahora mismo en el Ecuador, con penas desproporcionadas y privativas de la libertad no traerá nada bueno para los profesionales de la salud ni para los ecuatorianos que demanden de sus servicios.

A nadie le gusta verse privado de su libertad, el derecho más valioso de los seres humanos. Como están planteadas las cosas, en un país que abusa de la detención preventiva para investigaciones, y de jueces que presumen la culpabilidad en lugar de la inocencia de los encausados, una ley punitiva ocasionará entre otras cosas lo siguiente:

  1. Práctica de una medicina defensiva.
  2. Encarecimiento de la práctica médica pues los médicos se verán obligados a tomar seguros caros para enfrentar los juicios.
  3. Retiros forzosos y jubilaciones voluntarias de los más experimentados.
  4. Realización de numerosos exámenes de laboratorio y complementarios para asegurar al máximo un diagnóstico o una intervención con la demora y riesgos consiguientes.
  5. Los profesionales serán víctimas permanentes de chantaje y extorsión.
  6. Se desestimularán los estudios en las profesiones de la salud. Cosa muy grave ahora que se conoce el cuantioso déficit de estos profesionales.

Usted en uno de los enlaces ciudadanos pidió cautela al tratar el tema y en su comentario mencionó algunos de los problemas mencionados en las líneas anteriores. La Asamblea Nacional aprobó el Código Orgánico Integral Penal conteniendo las disposiciones punitivas que han sido muy cuestionadas. Ahora, de acuerdo con la ley pasará a su conocimiento para la correspondiente sanción. Le solicito, antes de hacerlo, recibir a los dirigentes de los médicos ecuatorianos, para un diálogo que con toda seguridad permitirá encontrar el camino para solucionar los problemas. La prevención es el mejor de todos

No se está abogando por la impunidad. Todos los profesionales deben afrontar sus errores y equivocaciones pero en el ámbito legal apropiado, sin que penda sobre sus cabezas la espada de una detención prolongada y anticipada. No es justicia liberar luego de meses de encarcelamiento a ciudadanos que no tuvieron culpa alguna en los delitos.

Espero tener la suerte de su atención a esta carta. Le reitero mi consideración y respeto.

Gabriel Ordoñez Nieto

Past Presidente del Colegio Médico de Pichincha

Tags: No tags

Agregar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *