Gabriel Ordóñez Nieto
El bisoño presidente Noboa ha completado los primeros cien días de gobierno, su gabinete mayoritariamente joven se mantiene intacto, unos cuantos ministros han hecho apariciones fugaces en la prensa, solo la ministra de gobierno ha declarado y confrontado con medios y con la Asamblea. La táctica es muy peligrosa, la utilizó Guillermo Lasso y de sobra se conoce como terminó: con su palabra desvalorizada al extremo, que nadie le creía y eso que el expresidente era de palabra más fluida que el actual mandatario. Los ministros deben comprender su papel ante los medios y no escudarse en la figura presidencial, tienen la obligación de dar la cara con solvencia y con pleno conocimiento de su cartera para evitar papelones que terminarán desprestigiando al gobierno, con el conocido riesgo de la rápida caída de la popularidad que tiene en la actualidad.
Algo ha mejorado la comunicación del presidente, ya lee algunas intervenciones y así está mejor pero ¿quién es y qué hace el secretario de comunicación? Ha desaparecido luego de muy pocas comparecencias. Ha tenido un par de momentos felices en sus confrontaciones con el prófugo, el más celebrado ha sido el “bicos is nais” largamente celebrado en todo el país. Daba la impresión de un rompimiento con el mencionado sujeto pero, a renglón seguido, un acuerdo en la Asamblea lo pone de inmediato en vigencia para censurar a los vocales del Consejo de la Judicatura y dejar el camino abierto a que el correísmo maniobre a su favor y coloque un reemplazante afín a sus intereses, nada santos por cierto, en la elección de jueces de la Corte Nacional. Estos movimientos en la penumbra, opacos, ponen en peligro su credibilidad y un mandatario sin credibilidad está en el borde mismo del precipicio.
En el forcejeo con la Asamblea Nacional también hay claros indicios del pacto. En verdad consiguió más de lo solicitado en materia de impuestos y contribuciones especiales pero dejó indemne el prestigio de sus amigos que de modo frontal se opusieron al incremento del IVA pero, hábilmente le dejaron abierta la puerta para un manejo discrecional, contando tan solo con informes de su Ministerio de Finanzas. Cayó en la trampa, sus adversarios utilizarán la ley para desprestigiar su candidatura en las próximas elecciones. No debe confiar en aliados duchos en usar el ardid político en las campañas, aparecerá como único responsable de los incrementos.
La intensidad de la guerra declarada a las mafias y al crimen organizado ha disminuido de forma significativa, no basta ofrecer presencia de fuerzas armadas en las calles y controlando las cárceles, es necesario, indispensable mirar un plan para el mediano plazo, por lo menos, ya que no es posible extirpar de raíz el mal en poco tiempo, el peligro de un resurgimiento potente de las organizaciones queda latente. Lo ganado puede perderse por un exceso de confianza en los resultados iniciales. El apoyo a la Fiscal General debe ser incondicional y debe incluir, a más de proteger su vida, apoyo de todas las instancias gubernamentales, para terminar con éxito todo su trabajo. En la Asamblea debe mover a sus operadores políticos para evitar, a toda costa, la presencia de la Fiscal en un juicio político, todo el mundo conoce que no se valoran pruebas, se cuentan votos y a la hora de la verdad todo puede pasar como ha ocurrido en numerosas ocasiones. La Comisión de Fiscalización, está presidida por una chica malcriada que debe ser neutralizada.
En fin cien días con aciertos que han impactado positivamente en la imagen del gobierno pero con riesgo muy alto de patinar, detenerse y hasta retroceder si mantiene aliados peligrosos que podrían ponerle el pie cuando menos lo piense.
Quito DM 14 de marzo de 2023
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