COMUNICADO

Comunicado

Señor Ministro de Salud Pública

Señor Alcalde del Distrito Metropolitano de Quito

Señores Rectores de las Universidades

La situación sanitaria del país, de Quito en particular, atraviesa momentos críticos pues, al cabo de un par de meses de confinamiento de la población, la pandemia se mantiene activa debido a causales de variada naturaleza según se ha reportado a través de los medios sin embargo, pese a no haberse logrado los mejores resultados, existen peticiones y presiones provenientes de distintos sectores comerciales y de la propia ciudadanía para cambiar de las medidas rigurosas a unas más blandas para reactivar en lo posible las actividades comerciales, educativas y otras propias del quehacer cotidiano de las personas. La situación no pinta fácil. Los expertos recomiendan esperar un tiempo más, la ciudad no está preparada argumentan, por la tendencia que muestran las cifras, para atender un número incrementado de enfermos y predicen una mortalidad muy alta. Los ciudadanos en las calles claman por trabajar y obtener dinero para satisfacer las necesidades más urgentes y básicas. La decisión por tomarse no es nada fácil y tendrá apoyo de unos y rechazo de otros.

Nosotros, profesionales de salud y ciudadanos preocupados por el desenlace de la situación creemos en la necesidad de contar con opiniones y acciones delineadas por epidemiólogos y salubristas sin omitir las de otros profesionales que han sumado años de experiencia en la salud pública, la administración sanitaria o en el diagnóstico y manejo de infecciones graves, aunque no epidémicas a gran escala, a lo largo de años de ejercicio médico en instituciones públicas y privadas. No es la hora de descalificación alguna. En la academia se deben sumar recursos y fortalezas.

Pese a la errática y confusa entrega de cifras es posible proponer algunas sugerencias para el cambio de color del semáforo para el cantón Quito.

  1. En estos días y pese al corto tiempo disponible se debe realizar una agresiva campaña, a través de todos los medios de comunicación, virtuales inclusive, para informar sobre la enfermedad y sus consecuencias. La información que se emite diariamente para conocimiento de la población debe perfeccionarse y evitar las confusiones que transmite. Advertir que el cuidado intensivo no garantiza la vida, las cifras de mortalidad son muy altas. Insistir y enseñar la buena práctica de las medidas recomendadas: lavado de manos, uso de mascarillas, utilización de alcohol gel, aseo de superficies y distanciamiento físico. Transmitir, en todo caso, mensajes claros de actividades fáciles de cumplir y muy amigables para que todos las acojan sin resistencia. Posicionar como insustituible el autocuidado responsable de la salud.
  2. Incorporar, como ha sugerido la Sociedad Ecuatoriana de Salud Pública, el trabajo comunitario, como piedra angular de la vigilancia epidemiológica. Para el efecto conformar con los ciudadanos comités barriales y con estudiantes de medicina de distintas facultades, con médicos o enfermeras brigadas para identificación de casos, recolección de datos y toma de muestras si hay las facilidades. Con estos grupos se coordinarían y focalizarían los cercos epidemiológicos, la asistencia alimentaria, la entrega de medicinas básicas, insumos para la higiene, mascarillas, termómetros digitales y medidores de la saturación de oxígeno. Los casos se detectarían de forma temprana, se reduciría la concurrencia a hospitales y se referirían los casos graves con oportunidad. Todas estas actividades bajo conocimiento y control de las autoridades correspondientes que recibirían por escrito toda la información.
  3. Los estudiantes de preprimaria, primaria y secundaria no deben volver a clases durante este tiempo. Esperar a septiembre para evaluar la situación y, hasta tanto, diseñar un sistema mixto de educación presencial (2 o 3 días) y a distancia los demás.
  4. Controlar en la medida de lo posible la publicidad engañosa puesto que esta no se inscribe en lo que es y significa la libertad de expresión. Recurrir para este fin a principios de orden bioético y alcanzar una participación efectiva de la Comisión Nacional de Bioética y de la correspondiente sociedad científica.
  5. El cambio de semáforo implica una gran responsabilidad con la vida de todos, especialmente de los más vulnerables. Toca sopesar los intereses en juego y las necesidades de la gente con la verdadera situación de la Covid en los momentos actuales. El imperativo es evitar los desastres sanitarios, económicos y sociales con la menor pérdida de vidas humanas, ojalá se lograra sin perder ni una sola. Es bueno tener utopías porque al tratar de convertirlas en realidades se avanza positivamente, casi siempre.

Cada uno de los puntos comentados en esta comunicación merecen, desde luego, ampliaciones y aclaraciones que estamos dispuestos a proporcionarlas en el momento que nos soliciten.

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