Los médicos de mi generación ya estamos retirados, hemos cumplido una labor social y humanitaria en casi 40 años de trabajo, poniendo ante todo la ética y responsabilidad como un sólido principio en el duro camino de nuestra actividad, no hemos enfrentado juicios ni reclamos de nuestros pacientes y, que yo recuerde, tampoco hemos sido objetados por la «mala práctica médica». Ahora los colegas del gremio están enfrentando una lucha contra el proyecto del Código Orgánico Integral Penal, COIP, que intenta penalizar y criminalizar la mala práctica profesional con una serie de artículos que está bien para los criminales, secuestradores, delincuentes, sicarios y malhechores, pero de ninguna manera para quienes laboran en hospitales públicos, clínicas privadas y consultorios médicos que diariamente se enfrentan a cantidad de pacientes con variadas patologías tratando de aliviar sus males, esforzándose por curarlos y evitar daños irreversibles y aun la muerte. Si han existido algunos casos de errores médicos o negligencia ya existe en el código civil la tipificación, pudiendo en algunos casos retirar la licencia profesional por un tiempo determinado, como ocurre en algunos países, pero nunca en el campo penal. La profesión médica es casi la única que tiene un código desde hace siglos y es el Juramento Hipocrático, su contenido es ético para orientar la práctica de su oficio, así como la responsabilidad del ser humano y la conciencia de ella. Esto es lo más importante y justo, lo que se pretende con el COIP es todo lo contrario. La rebelión de los mandiles blancos espera ganar la batalla.
Este contenido ha sido publicado originalmente por Diario EL COMERCIO en la siguiente dirección: http://www.elcomercio.com/cartas/mandiles-blancos.html
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